Kim Kardashian decidió expandir sus negocios y, en época de pandemia por el Covid-19, vio una oportunidad en el rubro de los tapabocas. El instinto no le falló; en menos de una hora agotó todo el stock de su exclusiva línea.
La estrella de reality materializó este proyecto, a través de su compañía Skims, para fomentar las medidas de resguardo. Además, realizó una donación de alrededor de 10 mil unidades a cuatro fundaciones del sector salud como reconocimiento de su labor en medio de la contingencia.
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El pasado 16 de mayo comenzó la venta en el sitio web skims.com y la tarifa promocional era de 4 por 25 dólares, disponible en 5 colores, con envíos gratis dentro del territorio estadounidense.
Una hora después, la protagonista de “Keeping up with The Kardashians” anunció en Twitter que el producto se había agotado. “Estamos trabajando con nuestro socio local en Los Ángeles para producir más, rápidamente. El próximo lote estará disponible la próxima semana. Regístrense para recibir más detalles y gracias por su apoyo”, escribió.
Esta venta levantó algunos cuestionamientos en redes sociales. Algunos apuntaron a la Kim Kardashian por obtener ganancias de la situación, mientras que otros lo hicieron por el color de la mascarilla negra que —a su juicio— no se ajustaba al color ‘piel’ que ofertaba la marca, lo que tildaron de “ofensivo y desubicado”.