La primera vez que Gabriel Porras (México, 1968) se dejó ver en la pantalla chica fue en 1998, en la telenovela «Nada personal» de TV Azteca donde interpretó a un periodista. Posteriormente siguió participando en diferentes melodramas de la referida planta televisiva, pero no fue hasta el 2003 que las puertas de la internacionalización se le abrieron tras protagonizar junto a Itatí Cantoral «El Alma Herida». Telenovela que le dió a Porras la oportunidad de entablar una relación laboral con Telemundo por 16 años, de los cuales nueve fue como artista exclusivo de la famosa cadena hispana.
Pero no todo es color de rosa para el también comunicador social, pues en 2019 terminó su contrato con la empresa que le otorgó grandes personajes dentro de historias que le dieron la vuelta al mundo como: «Sin senos no hay paraíso» (2008), «¿Dónde está Elisa?» (2010), «La reina del sur» (2011), «La casa de al lado» (2011) y «El señor de los cielos» (2013), por mencionar sólo algunas.
Empezar de cero, volver a tocar puertas y dejar el ego a un lado no ha sido fácil para el histrión. «Es duro. Es muy fuerte, porque una cosa era que la exclusividad me haya cohibido de otras oportunidades pero también era muy gozoso tenerla porque yo me sentía querido. Cada vez que iba a iniciar un proyecto pensaban y confiaban en mi y por supuesto me hacia sentir muy bien pero de pronto se acabó y pues uno se siente devaluado«, dijo con nostalgia.
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«Hay momentos en los que digo ‘¡Ay dios mio! ¿de verdad se me acabó la magia?’, pero yo creo que tengo la chispa todavía, creo que me quedan 10 muy buenos años, porque estoy bien físicamente, me conservo muy bien. Estoy preparándome, listo para salir a la cancha. Creo que aún tengo mucho que dar, pero si me pegó durisimo al ego y si he soltado más de una lágrima, no te lo puedo negar», contó en entrevista para Reportero Rosa desde su residencia en Miami.
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Gabriel es sinónimo de talento, constancia, carisma y espontaneidad. Basta con cruzar un par de palabras con el fuera de cámara para darse cuenta que es un hombre que definitivamente dice lo que piensa sin pelos en la lengua. Tras ser cuestionado sobre si cree que la industria de la televisión es ingrata al preferir belleza y juventud por encima de conocimientos y experiencia respondió:
«Si y no. Es muy relativo. Fijate que hay una anécdota de una actriz llamada Bette Davis, que tenía unos ojos muy bonitos, que ganó no se cuantos oscares, y un día publicó un anuncio que decía «actriz ganadora del oscar busca trabajo». Es parte de la vida, así es. De pronto veo producciones españolas y hay un montón de actores de mi edad y hasta más. Como que los españoles tienen un poco más de soltura para ese tipo de cosas y tienen historias orientadas a otras generaciones. En cambio, en latinoamerica, tendemos más hacia los jóvenes. Eso se sabe mucho en el mercado y también me tocó esa bonanza, también fui joven y no me puedo quejar. A mi me ha ido súper bien».
Sin embargo, alegó que es lamentable ver como colegas, con amplias trayectorias, actualmente se encuentran desempleados. «Es muy triste ver sin chamba a grandes de la televisión, por ejemplo de Venezuela mi súper amigo Carlos Mata o Eduardo Serrano. Un actor tiene que prepararse contra eso ahorrando y cuidando su patrimonio para que las cosas estén lo mejor posible dentro de este mundo tan difícil en el que vivimos».
Para nadie es un secreto que aquellos que se formaron en las tablas y están acostumbrados a recibir las reacciones de un público en vivo siempre han menospreciado al mundo de la televisión. Lo ven como la prostitución del oficio. «Si prostituirse es querer vivir bien, entonces si me prostituí. Amo el teatro con todo mi corazón, pero si no hubiese entrado en la televisión viviría en condiciones muy tristes, porque lamentablemente del teatro no se puede vivir, al menos no en México ni aquí en Miami», sentenció.
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Para el recordado villano de «Al otro lado del muro» (2018), el teatro es para gente más «purista» y está íntimamente ligado a un proceso creativo. «Es una cuestión artística que te puede satisfacer lo suficiente y no necesariamente tiene que generarte una ganancia», afirmó. Sin embargo, hace la comparación con el medio que le ha dado tantas satisfacciones durante 25 años de carrera y llega a la conclusión de que las empresas que se dedican al rubro sólo buscan vender. «Necesitamos contar historias que tengan rating para que el canal pueda vender los espacios publicitarios. Los comerciales nos pagan a nosotros por hacer esa ficción, es por eso que a la televisión la desdeñan y dicen que es un trabajo fácil, pero no lo es. Es un trabajo muy difícil y lograrlo bien es más difícil todavía».
Desde hace algún tiempo la industria del entretenimiento encontró un nicho importante y, bastante lucrativo, conocido como la narconovela. Historias llenas de sangre, sexo y sustancias ilícitas donde engrandecen y vuelven unas «estrellas de rock» a los villanos de la trama, se han vuelto el pan de cada día. «Lamentablemente algunas de nuestras producciones van orientas a vanagloriar o a poner en un pedestal al villano de la historia, es por ello que a veces se vuelve cuestionable y es lo triste del asunto. Deberíamos usar esa plataforma para decirle a la gente que así no está bien portarse porque van acabar presos o muertos. Por eso es que luego los teatreros cuestionan lo que hacemos en la televisión», aseguró.
¿Volvería a interpretar a un narcotraficante si fuera un proyecto grande que signifique su retorno a los escenarios?
Si fuera algo impresionante que me gustara el guión y todo, claro que lo aceptaría. Todo depende de qué es lo que vas a contar y cómo lo vas a contar. Tiene que ser algo sólido al menos en mi caso. Si el tema del narcotrafico va a ser tocado, ¿cómo va a ser tocado?. ¿Queremos hacer la imagen de un narcotraficante que es guapo, inteligente, mata a todo el mundo y se las coge a todas? No. Eso ya se hizo y no es lo que yo quiero. Si hacemos algo en donde se denuncie al delincuente y que se no se pinte como una estrella de rock, lo haría.
El señor de los cielos es una estrella de rock. De hecho el verdadero señor de los cielos está muerto, se murió en una mesa de operaciones. Ya después Telemundo hizo siete temporadas más de un señor que no vivió todo eso. Es ahí donde digo que perdimos el rigor y el compromiso que tenemos con la gente y pues no se vale.
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Gabriel Porras está dispuesto a volver al ruedo sea como sea. No le teme adaptarse a los nuevos formatos y está trabajando fuertemente para mantenerse vigente bien sea delante o detrás de los reflectores.
En este nuevo proceso de «autodescubrimiento» en el que se encuentra inmerso surgió la idea de dirigir. «Estoy con todo. Los próximos años, aunque estoy seguro que me van a ver otra vez en la pantalla, también voy a trabajar detrás de la pantalla. Voy a tratar de darle la vuelta al asunto y lo voy a hacer bien porque he estudiado mucho». Además confesó que, le encantaría poder llevar la batuta de una ficción estelarizada por Penélope Cruz o Meryl Streep. Por latinoamerica la elegida sería su ex pareja sentimental Itatí Cantoral, a quien define como una actriz «intensa y entregada».
Durante la cuarentena por el COVID-19 se ha dedicado a escribir un cortometraje que protagonizará su hermano. Proyecto en el que veremos su debut como director y que próximamente estará publicado en su canal de Youtube. «Estoy tratando de buscarle por cualquier lado. No me voy a derrotar, voy a seguir echándole ganas, algún casting saldrá y voy a volver a los escenarios, pero mientras no, yo voy a crear los escenarios».
@fcgabrielporras68: ¿Cuál ha sido tu mayor logro?
Seguir vivo (risas). No, creo que dominar el ego. Todavía no he podido del todo porque no es fácil con esa vocesita en la cabeza que todo el tiempo te dice cosas feas, pero definitivamente dominarlo es mi mayor logro.
@fcgabrielporras68: ¿El artista nace o se hace?
Las dos. Hay gente muy virtuosa que nació para esto. Por ejemplo Mozart a los 4 años ya estaba componiendo sus primeras cositas, como también hay personas como yo que trabajando duro logran cosas.
@fcgabrielporrasny: ¿Tienes algún modelo a seguir?
La verdad es que en este momento no se me viene nadie a la cabeza. Pero me gustaría ser una mezcla entre lo serio de los japoneses y lo bullanguero de los latinoamericanos.
@fc_es_gabrielporras: ¿Qué música oyes mientras limpias?
Depende del día. Varío la música todo el tiempo. Por ejemplo ayer estaba escuchando el «Réquiem» de Mozart que hace mucho que no escuchaba, que es una misa de muertos, y me prendió muchísimo, es como muy rimbombante no sé como explicarlo. Pero escucho de todo, salsa, música tropical, de todo.
@fc_es_gabrielporras: Si tuvieras la oportunidad de ser mujer ¿qué sería lo primero que quisieras experimentar?
Coger (risas). Perdón pero por qué me hacen esa pregunta si ya saben como soy. Me encantaría saber que tal se sentiría estar del otro lado, porque a mi me gusta como se siente de este lado, pero siempre me he preguntado que sienten ellas.
@gabrielporrasfc: «¿Dónde está Elisa?» cumplió 10 años de haber sido estrenada. ¿Cómo fue personificar la pérdida de una hija en esa telenovela?.
Me pasó algo muy loco antes de empezar a grabar. Un amigo mío que vivía en Hunters acá en Florida, que es un lugar donde hay caballos y se cultiva la tierra, tenía una finca. Ellos habían puesto un veneno en una botella de coca cola o algo así, típico que pones un líquido peligroso donde no deberías, y su hijo de tres años se lo tomó. Estuvo 15 dias hospitalizado y murió. Yo estuve cerca del asunto porque de los 15 días, Sonya Smith (con quien estuvo casado entre el 2008 y el 2013) y yo fuimos a verlos al menos cinco veces, y la atmósfera que se vivió al rededor fue muy fuerte y al final me permitió después reproducirla cuando estuvimos haciendo «¿Dónde está Elisa?». Evocaba todas esas sensaciones porque sentía que de alguna manera había pasado por eso. Estuvo muy fuerte y dolió mucho.
Recuerdo una escena, que es cuando Elisa ya está declarada muerta y hacemos la misa, cantan una canción en la iglesia muy linda que se llama «Amazing Grace» y no podíamos parar de llorar. Esa novela fue muy emotiva y muy dura.