Nomadland ha sido la historia americana más real que se ha apreciado en la gran pantalla desde hace muchos años. Por lo que no fue una sorpresa que se llevara 3 galardones en los Oscar, pues la vista que ofrece de la recesión del 2007, permite a cualquier espectador sentir la dureza humana del imprescindible capitalismo.
La cinta dirigida por Chloé Zhao cuenta la cruda realidad que vivieron millones de personas al descubrir que el sistema los estaba devorando. Endeudados hasta el cuello y viéndose de cara con sus hipotecas, no les queda más remedio que partir con las pertenencias que les quedan, convirtiéndose en nómadas de punta a punta.
Cuando las grandes transnacionales comienzan a cerrar sus puertas es tangible que la crisis y el hambre se acercan. En este largometraje es precisamente el cierre de U.S. Gypsum, una empresa radicada en Empire, Nevada, un pequeño pueblo que con la partida de la organización comienza a desaparecer del mapa. Todo esto hace que sus habitantes se embarquen en la búsqueda de un nuevo sentido más que de un nuevo lugar.
La intención detrás del romance y el lente positivista, busca exponer una situación que es peor de lo que se cree, realmente se trata de obreros, personas mayores, alejados de una calidad de vida promedio y con salarios inestables. La narrativa cinematográfica es mucho más delicada que la descrita en el libro de la periodista Jessica Bruder, donde señala al sistema nacional por no velar por el futuro de la gente y donde se adjuntan acusaciones políticas obviadas en pantalla.
La protagonista de este filme es Fern, una mujer que tras la perdida de su esposo, (su único compañero), experimenta la soledad a flor de piel. La mujer de alrededor de 60 años comienza a vivir cambios de humor, y algunos actos un poco irracionales que la hacen divagar por momentos.
De cierta forma consigue abandonar sus pocas posesiones en medio de la nada y partir con su vehículo, una antigua furgoneta. Esperanzada de hallar algo más, en efecto, le sucede. Se comienzan a sumar varios personajes unidos a un mismo dolor, la muerte. Es el caso del veterano de Vietman, la mujer que pierde a sus padres por cáncer, el exiliado que no pudo ver más allá de un escritorio y otros singulares compañeros.
Cada persona se apega a la vida de Fern y nos lleva a querer unir puntos para entender mejor su personaje. Podemos sentir la tensión de que en algún momento llegará el discurso que nos aclarará de qué va su vida, cuál fue su gran inspiración, pero todo queda perfectamente intrínseco, haciendo que las emociones transmitidas en el silencio de Frances McDormand le asegurasen su premio a Mejor Actriz.
Chloé, una mujer de 40 años proveniente de China, es más que una cineasta, aunque mantiene una esencia y naturalidad que los galardones dorados no pueden quitarle. Antes de Nomadland, buscaba el cine independiente y su fidelidad a su propia visión fue lo que la hizo capturar la película del año.
En esta ocasión, Zhao intercambia personajes y actores, no se deja llevar por la fama y el reconocimiento, dejando a las estrellas más grandes en segundo plano. Tal es el caso de David Strathairn quien se mezcla como uno más, mostrando que en lo heterogéneo está la clave.
La fotografía dirigida por Chloé y Joshua James Richards se fusiona para regalarnos placer visual. En un espiral de atardeceres nostálgicos, que hacen la pausa perfecta para dejar al publico asimilar la historia.
Nomadland se ha estrenado en la plataforma de Hulu, posicionándose con clasificación R, es decir, para personas mayores a 17 años, debido a algunos desnudos señalados por la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos, (MPAA). Aún está en cartelera en algunos cines del mundo y alcanza un rating de 7.5 por IMDb.