Robert Irwin es conocido por ser el hijo de Steve Irwin, el famoso amo de los cocodrilos y de otros animales salvajes. Sin embargo, el joven de 17 años, ha decidido tomar una nueva dirección en su vida.
El joven optó por seguir la pasión y profesión de su padre, pese al trágico desenlace que éste tuvo en 2006, cuando la púa de la cola de una mantarraya le atravesó el corazón mientras filmaba un documental.
Desde hace algún tiempo, Robert comenzó a desenvolverse en el zoológico de su natal Australia, pero ahora se ha animado a proteger e incursionar en el estilo salvaje. Por ello, se inscribió como defensor para el Premio Earthshot del Príncipe William, el cual busca conseguir propuestas innovadoras que ayuden a luchar contra el cambio climático.
La pasión que siente por este mundo está ligada a la genética. «Está en mi ADN, y es para lo que he nacido. Mi papá siempre será mi más grande inspiración y él es la primera y la última razón del porqué me importa y la razón de hacer esto (…) para continuar ese legado que empezó«, explicó a People.