Idris Elba está yendo a terapia. El actor reveló impactantes detalles sobre su vida, como que prefería trabajar y estar en su despacho antes que pasar tiempo con su familia.
El británico fue invitado al podcast «Changes with Annie Macmanus», donde contó sobre los «habitos poco saludables» que tiene y cómo la industria le recompensa a pesar de no ser lo correcto.
«Es mucho. En mi terapia, he estado pensando mucho en cambiar», indicó destacando que era adicto al trabajo. Esta situación acabó teniendo un impacto negativo en su bienestar y en el de su familia:
«Nada que sea demasiado extremo es bueno, todo necesita equilibrio, pero soy recompensado masivamente por ser un adicto al trabajo en comparación con alguien que dice ‘Espera, no voy a ver a mi familia durante seis meses’. En cambio, yo estoy ahí haciendo una nueva familia y luego dejándola».
El actor británico está casado con Sabrina Dhowre de 29 años. Este es su tercer matrimonio y tiene dos hijos producto de anteriores relaciones, Isan de 21 y Winston de 9.
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A Idris Elba no le faltan proyectos, por lo que afirma que es complejo relajarse y hacer algo que no tenga que ver con la actuación:
«La cuestión es que las cosas que me relajan terminan siendo trabajo. Me encanta estar en el estudio de mi casa, abrir el portátil y decir, ‘No sé qué hacer hoy’ y saldrá esto o aquello. Y eso me pone eufórico y a la vez me relaja».
Elba aparecerá en la serie animada «Knuckles« que se estrena este próximo septiembre.
«Podría trabajar 10 días en una película, con secuencias bajo el agua conteniendo la respiración durante seis minutos, y volver y sentarme en mi estudio y sentirme relajado. Más que sentado en el sofá con la familia, lo cual es malo, ¿verdad?», concluyó al respecto.
El británico tiene un patrimonio estimado de 40 millones de dólares. Además de ser actor, también se ha involucrado en la música, siendo DJ en varios eventos. Igualmente, se ha desempeñado como productor, trabajando con artistas como Jay-Z.
En junio se conoció que Elba prefirió alejarse hace años de la oportunidad de interpretar a James Bond. Los comentarios racistas que había generado su posible casting fueron la razón:
“Los que no estaban contentos con la idea convirtieron todo en algo repugnante y desalentador, porque se convirtió en un tema de raza. Se volvió absurdo y yo me llevé la peor parte”, aseguró en una entrevista en el podcast «SmartLess».