Con la decisión de retirarse de sus deberes reales, Meghan Markle y el príncipe Harry, detonaron la polémica sobre los gastos de 2,6 millones de euros —provenientes de los contribuyentes— que se invirtieron en la rehabilitación de su antigua vivienda ubicada en el Reino Unido.
De acuerdo con The Daily Mail, inicialmente Harry ofreció desembolsar el precio de estos arreglos como parte de su anuncio de alejamiento de la corona. De hecho, en aquella ocasión, el Palacio de Buckingham afirmó que que la pareja asumiría los gastos de la subvención soberana financiada “y se responsabilizaría por los costos de funcionamiento en el futuro” lo que hacía presumir un pago único.
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Sin embargo, Meghan Markle y el príncipe Harry acordaron en silencio con la reina Isabel II pagar el alquiler de la casa inglesa de Frogmore Cottage desde el mes pasado. El monto corresponde a unos 20.000 euros por mes para mantener a Frogmore como su base oficial británica, por lo que cubrirían la deuda en más de diez años.
Los trabajos que se hicieron en esta propiedad, un regalo de la reina luego la boda, se apegaron a los estándares más exigentes ya que las instalaciones habían caído en un grave estado de deterioro después de que se dividió en cinco apartamentos para cortesanos.
Aunque en la actualidad está prácticamente vacía, el personal del cercano Castillo de Windsor sigue con sus labores de mantenimiento.
Los duques de Sussex y su hijo Archie se trasladaron hasta Estados Unidos, donde viven en la mansión del famoso productor, Tyler Perry en una villa de estilo toscano de la exclusiva zona de Beverly Ridge Estates.